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Georges Perec |
La
editorial Gallimard fundada por Gaston Gallimard en 1911 tiene en su
haber el privilegio de publicar a los grandes de la literatura
francesa del siglo XX. Citar los nombres de los escritores que
editaron sus libros en Gallimard sería enunciar la alineación de
uno de los mejores equipos literarios que se haya podido reunir. Eso
sí, contando con que, cada una de esas estrellas de la literatura,
hacía algo que solo se entiende desde la más absoluta de las
individualidades. Proust, Malraux, Queneau, Perec, Saint-Exupery,
Camus, Bataille, Genet y también Modiano, Kundera o Ionesco en el
capítulo de fichajes extranjeros. Si Gallimard hubiera sido fundada
algunos siglos antes, probablemente habría auspiciado a Rabelais, a
Jarry, a Sand, a Verlaine y, por qué no, a Moliere.
La hoja de
servicio de Gallimard sería la más brillante
del universo editorial, si no fuera por esos pecadillos que, en honor
a la verdad, son el pan nuestro de cada día en el
oficio. Ninguna editorial está libre de haber
rechazado lo que, años después, vendría a ser un clásico de la
literatura. Gallimard rechazó la primera novela de un joven y
prometedor Georges Perec. Dicha novela “El
condotiero” había sido gestada en los
intervalos del servicio militar por un Perec que empezaba a mostrar
grandes dotes de talento
literario. Aquel gran revés llevó al escritor francés a dejar
atrás el proyecto y centrarse en la que hubo de ser su primera obra
publicada: “Las cosas”. Los manuscritos que obraban en poder del
autor se perdieron durante una mudanza en 1966. Perec murió en 1982
convencido de que “El Condotiero” había desaparecido para
siempre. “Esperaré en mi
tumba a que un exégeta fiel lo encuentre en un viejo baúl y lo
publique”, declaró Perec en referencia al
libro extraviado. Y así fue; su biógrafo
David Bellos, encontró dos copias del manuscrito en 1990.
Mucho después de la muerte
del genial escritor, ya en
2012, la editorial Seouil publicó la novela que fue traducida a
varios idiomas con buena acogida de crítica y
lectores. Gallimard perdió la gran oportunidad de inaugurar el impresionante catálogo de Georges Perec, en beneficio de Editions
Juilliard, quienes a la postre publicarían la novela “Las cosas”,
flamante ganadora del Premio Renaudot de 1965.
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Albert Camus |
Por “dejar
escapar” Gallimard, tantas veces triunfadora y acaparadora de
genios, dejó que se escapara su escritor de cabecera. La escapada, en este caso,
fue literalmente definitiva.
Albert
Camus no solo publicaba con Gallimard, sino que además dirigía la
colección “Espoir” dentro de la citada editorial. Michel
Gallimard conducía el automóvil que se partió en tres pedazos
contra un árbol, al salirse de la carretera. Camus ocupaba el
asiento del acompañante aunque, debido al impacto, apareció en el
asiento trasero.
Poco antes, en referencia al accidente de tráfico
que sesgó la vida del ciclista Fausto Coppi, Albert Camus escribió:
“no conozco nada más idiota que morir en un accidente de auto”.