domingo, 29 de enero de 2017

POMPA Y CIRCUNSTANCIA

Ese burdo rumor de que el Institutum Pataphysicum Granatensis no es serio, es, y a las pruebas nos remitimos, ¡UNA CALUMNIA!
Valga esta muestra gráphyca para dar fe de la seriedad del asunto.


Es ella

Él

Él

Ubuñeco

Ella

Él

Él

Ella

Nisesabe

Él, indudablemente

Él; leyendo a través de la cubierta

Élla

Él

Ello

Él

El responsable de todo esto



El tradicional ágape -a cargo de los fondos (producto de las abusivas cuotas) del I.P.G.- correspondiente al invierno de 2017, coincidió en este ocasión con la celebración del décimo aniversario del Institutum. He aquí unas imágenes que evidencian que todo transcurrió según el protocolo previsto. Etiqueta (Miguel Arnas), a cuadros (Miguel Mochón) corbata bicolor, (todos ellos) y presentación del niño Ubú, recién parido de los talleres de marinángel para el deleite de los concurrentes.












El Sr. Arnas, como siempre, de etiqueta.
El Sr. Mochón, acudió a la cita vestido de cuadros








La Chef Tapia, esplendente.

Sopaipillas marinensis

La Kipá komestible















La Sátrapa Sra. Correa dio pie a todo tipo de murmuraciones.






José, todo un padrazo




Los Sátrapas Trascendentes recién cooptados (y algún recalcitrante) fueron preceptivamente defenestrados (de -por, vía, a través-, fenêtre -ventana-) con esa sutileza que caracteriza a los miembros/as del I.P.G., tan distintos de los burgueses de Praga, que defenestraban con escasa armonía y visceral incontinencia.




















César Defenestrado. Ya era hora
 

Francisco (salvajemente) defenestrado.
Ojo al zapato de la Sra. Tapia

Ismael defenestrado

Elisa (brutalmente) defenestrada

Solo añadir que se puede visitar a los recientemente defenestrados en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Clínico del Parque Tecnológico de la Salud (si es que aún viven)






Y para finalizar, una foto de familia, tomada con la debida anterioridad a las defenestraciones preceptivas.












"Por algún lado habrá que reventar"
                              (Sextercio Pírrico)

 

lunes, 16 de enero de 2017

NO CONOZCO NADA MÁS IDIOTA QUE MORIR EN UN ACCIDENTE DE AUTO


Georges Perec

La editorial Gallimard fundada por Gaston Gallimard en 1911 tiene en su haber el privilegio de publicar a los grandes de la literatura francesa del siglo XX. Citar los nombres de los escritores que editaron sus libros en Gallimard sería enunciar la alineación de uno de los mejores equipos literarios que se haya podido reunir. Eso sí, contando con que, cada una de esas estrellas de la literatura, hacía algo que solo se entiende desde la más absoluta de las individualidades. Proust, Malraux, Queneau, Perec, Saint-Exupery, Camus, Bataille, Genet y también Modiano, Kundera o Ionesco en el capítulo de fichajes extranjeros. Si Gallimard hubiera sido fundada algunos siglos antes, probablemente habría auspiciado a Rabelais, a Jarry, a Sand, a Verlaine y, por qué no, a Moliere.

La hoja de servicio de Gallimard sería la más brillante del universo editorial, si no fuera por esos pecadillos que, en honor a la verdad, son el pan nuestro de cada día en el oficio. Ninguna editorial está libre de haber rechazado lo que, años después, vendría a ser un clásico de la literatura. Gallimard rechazó la primera novela de un joven y prometedor Georges Perec. Dicha novela “El condotiero” había sido gestada en los intervalos del servicio militar por un Perec que empezaba a mostrar grandes dotes de talento literario. Aquel gran revés llevó al escritor francés a dejar atrás el proyecto y centrarse en la que hubo de ser su primera obra publicada: “Las cosas”. Los manuscritos que obraban en poder del autor se perdieron durante una mudanza en 1966. Perec murió en 1982 convencido de que “El Condotiero” había desaparecido para siempre. “Esperaré en mi tumba a que un exégeta fiel lo encuentre en un viejo baúl y lo publique”, declaró Perec en referencia al libro extraviado. Y así fue; su biógrafo David Bellos, encontró dos copias del manuscrito en 1990. Mucho después de la muerte del genial escritor, ya en 2012, la editorial Seouil publicó la novela que fue traducida a varios idiomas con buena acogida de crítica y lectores. Gallimard perdió la gran oportunidad de inaugurar el impresionante catálogo de Georges Perec, en beneficio de Editions Juilliard, quienes a la postre publicarían la novela “Las cosas”, flamante ganadora del Premio Renaudot de 1965.

Albert Camus
Por “dejar escapar” Gallimard, tantas veces triunfadora y acaparadora de genios, dejó que se escapara su escritor de cabecera. La escapada, en este caso, fue literalmente definitiva.

Albert Camus no solo publicaba con Gallimard, sino que además dirigía la colección “Espoir” dentro de la citada editorial. Michel Gallimard conducía el automóvil que se partió en tres pedazos contra un árbol, al salirse de la carretera. Camus ocupaba el asiento del acompañante aunque, debido al impacto, apareció en el asiento trasero. 
Poco antes, en referencia al accidente de tráfico que sesgó la vida del ciclista Fausto Coppi, Albert Camus escribió: “no conozco nada más idiota que morir en un accidente de auto”.

viernes, 13 de enero de 2017

TRINIDAD, UNIDAD,

"DIOS ES UNO Y TRINO"
                          (Iglesia Ortodoxa Griega)



"UBÚ ES UNO Y NINGUNO"
                           (Doctor Faustroll)


"DE PENSAR EN EL IVA CULTURAL
ME DUELE HASTA EL CALCAÑAR"
                            (T.H. Agapito)




Todo queda explicado aquí.

martes, 3 de enero de 2017

EL SILENCIO NACIONAL

"Si cada español hablara de lo que sabe y sólo de lo que sabe, se haría un gran silencio nacional que podríamos aprovechar para estudiar".
                                                                  Manuel Azaña

 Ahora bien, ya que ese silencio nacional es utópico, al menos podrían callarse los sabios de las ciencias phynancieras.
                                  

T.H. Agapito