lunes, 8 de mayo de 2017

ACORTAMIENTO DE BRAZOS

Recientes estudios antropométricos han demostrado que, las generaciones venideras padecen acortamiento de brazos. Pasamos de la acromegalia de nuestros antepasados los pitecántropos, a un acortamiento sensible de la envergadura. 

Los estudios se han basado en algunas pruebas biomecánicas, mediante las cuales hemos podido comprobar que los jóvenes sentados en un parque, no alcanzan a depositar los desperdicios que genera la comida (fast food) contemporánea en las cercanas papeleras (véase ilustración).
Esta circunstancia ha preocupado infinitamente a nuestros antropólogos, quienes, están buscando soluciones al problema. Por ahora se estudia la posibilidad de retomar las bondades del potro de tortura del S. XVI, instrumento infalible para la elongación de los cuatro miembros, e incluso idóneo para estirar la columna vertebral.  Dicha técnica se empezó a utilizar a mediados de los años ochenta con futuros jugadores de baloncesto. Los resultados son de todos conocidos.
Algunos políticos locales han apuntado a la necesidad de adscribir un barrendero en plaza fija para cada espacio público. De esta forma se generaría empleo y los afectados de acortamiento braquial, no tendrían que verse ante el molesto ejercicio de depositar los desperdicios en las papeleras. 
Sea cual sea la solución, siempre nos quedará la castiza solución de tirar las inmundicias al puto suelo. Ya vendrá otro a recogerlas.

3 comentarios:

  1. Me apabulla el fascismo degenerado que ostenta el escribiente. ¡La gente tenemos derecho a tirar las cosas al suelo!, porque si no ¿de qué sirven los suelos? ¡acabaríamos por prohibir pisarlos! Además, eso de tirar desperdicios al suelo garantiza la vida futura gracias a la lentitud en su descomposición: cuando queden al fin descompuestos será el futuro y por él debemos trabajar. Y si vecinos y demás patulea se quejan de olores o malos aspectos, es porque se han vuelto refinadamente burgueses, ¡y la lucha debe centrarse en acabar con tales remilgos! ¡Vivan los borrachos callejeros y adolescentes!, ¡vivan los perroflautas!, ¡vivan las tiendas de chinos (ellos son más de izquierdas que nadie, que se lo pregunten a Mao) que venden bebidas a todo quisque!

    ResponderEliminar
  2. Y donde digo gente, no digo casta ni susana, ¡ea!

    ResponderEliminar
  3. Creo que el Sátrapa Miguelito confunde lo que ve en la foto: No se trata de deperdicios, sino de una instalación de arte conceptual. Haga el favor de ir más al Reina Sofía, hombreeee.

    ResponderEliminar