domingo, 19 de noviembre de 2017

INDEPENDENCIA

Ante la creciente ola de soberanismo, el pensador T.H. Agapito ha propuesto independizarnos de los badulaques. En el hipotético caso de que esto pudiera llevarse a cabo no cabe duda que el número de los que quedarían independizados no sería muy elevado. Tal vez unos miles, o a lo mejor unos cientos. Es más, ahora mismo me estoy preguntando si un servidor quedaría dentro o fuera de los independientes. 
Teniendo en cuenta que la soberanía de nuestras modernas naciones pertenece a los acreedores (los bancos) me temo que la consecución de la independencia quedaría muy bien como momento histórico, pero carecería de verosimilitud. 
Digamos que el titular de una casa con carga hipotecaria le dice un día al banco que ya no paga, porque en adelante, se declara libre e independiente. Salvo que ocurra un cataclismo, todo parece indicar que, mientras no paguemos la totalidad de la hipoteca, el banco es el propietario del piso. Ahora mismo no me viene a la mente ningún país que esté libre de deudas.
 Da igual que la sede social de las entidades crediticias esté dentro o fuera del terruño nacional: los que mandan son los que mandan. 

2 comentarios:

  1. ¿Qué harían los listillos sin los badulaques?, ¿qué harían los badulaques sin los listillos? Piénsalo, querido amigo: sería horroroso, ¡qué aburrido!, ¿de quién quejarse?, ¿a quién quejarse?, ¡un horror!, peor que ser enterrado vivo... o muerto, ¿qué más da?

    ResponderEliminar
  2. La independencia de los tontos es una utopía. Quizir; que lo de separar lúcidos de badulaques es algo terriblemente subjetivo. Usted, querido Arnas, por ejemplo, se considera un tipo alto y apuesto, pero seguro que Marc Gasol no piensa lo mismo de su excelencia.

    ResponderEliminar